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Historia del World of the Warcraft Capitulo 2

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Mensaje por Abaddon Jue 29 Ago 2013, 15:15

LA FUNDACION DE QUEL´THALAS

Según la biblioteca secreta de los Altos Elfos
(6800 años antes de la Primera Guerra)

Los Altos Elfos, liderados por Dath´Remar, dejaron Kalimdor atrás y
retaron las tormentas del Maelstrom. Sus flotas navegaron el ancho mundo
por muchos años, y descubrieron misteriosos reinos perdidos a lo largo
de su viaje. Dath´Remar, quien había tomado el nombre de Sunstrider (?El
que camina de día?), buscaba lugares de gran poder sobre los cuales
construir el nuevo hogar de su pueblo.

Su flota finalmente llegó a las playas de un continente que más tarde
sería llamado Lordaeron. Desembarcando, los altos elfos fundaron un
asentamiento en los tranquilos Claros de Tirisfal. Después de pocos
años, muchos de ellos comenzaron a volverse locos. Los sacerdotes altos
elfos teorizaron que algo maligno dormía en esta parte particular del
mundo, pero los rumores nunca pudieron ser probados. Los Altos Elfos
levantaron su campamento y se movilizaron hacia el norte, donde existía
otra zona rica en energías.

Conforme los Altos Elfos cruzaban las ricas tierras montañosas de
Lordaeron, su viaje se volvía cada vez más difícil. Desde que se cortó
su relación con las energías del Pozo de la Eternidad, muchos de ellos
cayeron por el frío clima o murieron de enfermedades. El más
desconcertante cambio, sin embargo, fue el hecho de que ya no eran
inmortales ni inmunes a los elementos. Se volvieron más pequeños de lo
que eran, y su piel se volvió blanca, perdiendo el color púrpura
característico de su raza, y su cabello se volvió rubio, como el sol.
Para complicar sus trabajos, encontraron increíbles criaturas que nunca
habían visto en Kalimdor. También encontraron una tribu primitiva de
humanos que cazaba en los antiguos bosques. Sin embargo, el mayor reto
fue enfrentarse a los voraces y astutos trolls de Zul?Aman.

Estos trolls habían formado un gran reino, el Imperio Amani, y tenían la
capacidad de regenerar su piel y sus miembros ante las más terribles
lesiones, pero probaron ser una raza barbárica y malvada, y demostraban
ser hostiles a los extranjeros que traspasaban sus fronteras. Los elfos
desarrollaron una profunda animadversión por los viciosos trolls y los
mataron donde quiera que los encontraban. Por siglos, el Imperio Amani
combatió a otros reinos trolls que se habían asentado en los continentes
del sur, los Gurubashi de la Jungla de Strangletorn, pero la llegada de
los Altos Elfos fue considerada un insulto para sus ancestros y sus dioses.

Después de muchos años, los Altos Elfos finalmente encontraron una
tierra que era parte remanente del antiguo continente de Kalimdor. En
las profundidades de los bosques del continente, fundaron el reino de
Quel´thalas, y se abocaron a crear un poderoso imperio que superara el
de sus primos Kaldorei. Desafortunadamente la ciudad fue fundada sobre
los restos de un antiguo asentamiento que los trolls consideraban
sagrado. Casi inmediatamente, los trolls comenzaron atacar los
asentamientos elfos en masa.
Los elfos, decididos a no abandonar su nueva tierra, utilizaron su magia
para combatir a los salvajes trolls. Bajo el liderazgo de Dath?Remar,
fueron hábiles para derrotar a las bandas guerreras de los Amani, que
los superaban diez a uno. Algunos elfos, sin embargo, recordando las
anteriores prevenciones de los Kaldorei, temieron que el uso de la magia
pudiera llamar la atención de la derrotada Legión Ardiente. Por lo
tanto, decidieron defender sus tierras con una barrera protectora que
les permitiera realizar sus encantamientos. Construyeron una serie de
monolíticas Runas en varios puntos alrededor de Quel´thalas que
demarcaran las fronteras de la mágica barrera. Las Runas no solamente
enmascaraban la magia elfa de ser detectada por otras dimensiones, sino
que les ayudó a ahuyentar las supersticiosas bandas de trolls.
Con el paso del tiempo, Quel´thalas se transformó en un monumento al
progreso mágico de los Altos Elfos. Sus vetustos palacios fueron
forjados con el mismo estilo estructural que los antiguos salones en
Kalimdor, pero respetando la topografía de la tierra. Quel´thalas
comenzó a brillas como la joya que los Altos Elfos siempre soñaron. El
Concejo de Silvermoon fue fundado para regir el poder sobre Quel´thalas,
pero la dinastía de los Sunstrider siempre mantendría un módico poder
político sobre la ciudad. Compuesto por siete de los más grandes señores
de los Altos Elfos, el Concejo trabajaba para asegurar la seguridad de
las tierras elfas y su pueblo. Rodeados por su barrera protectora, los
Altos Elfos olvidaron las advertencias de los Elfos Nocturnos y
continuaron usando la magia en casi todos los aspectos de sus vidas. En
el centro de Silvermoon, sobre una enorme isla al norte de Zul?Aman,
crearon el Pozo del Sol, con aguas remanentes del Pozo de la Eternidad
que habían traído desde Kalimdor.
Casi por cuatro mil años los elfos nocturnos vivieron pacíficamente
dentro de la seguridad de su reino. Sin embargo, los conflictivos trolls
no eran fáciles de derrotar. Estos se escondían en la profundidad de los
bosques y esperaban que el número de sus bandas creciera. Hasta que,
finalmente, un poderoso ejército troll emergió de los sombríos bosques e
inició el asedio de la brillante Quel´thalas.

LA EDAD DEL HOMBRE---ARATHOR Y LAS GERRAS DE LOS TROLLS

(2800 años antes de la Primera Guerra)

Mientras los Altos Elfos peleaban por sus vidas contra el continuo
asedio de los trolls, los primitivos y nómadas humanos de Lordaeron
peleaban por consolidar sus propias tierras tribales. Las tribus de la
temprana humanidad luchaban unas contra otras con muy poca identidad de
unidad u honor. Hasta que una de las tribus, conocida como los Arathi,
tomó conciencia que la amenaza troll era muy grande para ser ignorada.
Los Arathi se dispusieron a unir todas las tribus bajo su égida y
proveer un frente unificado contra los trolls.
Durante el curso de los siguientes seis años, los astutos Arathi
manipularon y derrotaron a las tribus rivales. Con cada victoria, los
Arathi ofrecían paz e igualdad a los pueblos conquistados, con lo que se
ganaban la lealtad del pueblo derrotado. Eventualmente, la tribu Arathi
logró incorporar muchas tribus dispersas, y las filas de su ejército se
volvieron enormes. Considerando necesario prevenir un inminente ataque
de los trolls, e incluso a los reclusivos altos si fuese necesario, los
altos señores Arathi decidieron construir una poderosa ciudad-fortaleza
en la región sureste de Lordaeron. La ciudad-estado, llamada Strom, se
convirtió en la capital de la nación Arathi, Arathor. Conforme Arathor
prosperaba, humanos de todo el inmenso continente viajaron hacia el sur,
hacia la seguridad de Strom.
Unidos bajo un solo estandarte, las tribus humanas desarrollaron una
fuerte y optimista cultura. Thoradin, rey de Arathor, tenía conocimiento
de la existencia de los misteriosos elfos de las tierras del norte, y
del constante asedio de estos por los trolls, pero él rehuía arriesgar
la seguridad de su gente para defender a los reclusivos extranjeros.
Muchos meses pasaron hasta que rumores acerca de la derrota de los elfos
llegaron del norte. No fue sino hasta que los embajadores de Quel´thalas
llegaron a Strom que Thoradin decidió enfrentar la amenaza troll.
Los elfos informaron a Thoradin que los ejércitos troll eran inmensos y
que una vez que los trolls destruyeran Quel´thalas, se volverían a
atacar el sur. Los desesperados elfos, en su necesidad de ayuda militar,
prometieron entrenar a un selecto grupo de humanos en la magia a cambio
de la ayuda contra las bandas de guerra troll. Thoradin, sin conocer
ninguna magia, decidió ayudar a los elfos. Casi inmediatamente,
hechiceras elfas llegaron a Arathor y comenzaron la instrucción de los
humanos en los caminos de la magia arcana.
Los elfos descubrieron que algunos humanos tenían una capacidad innata
para controlar la magia, y una afinidad natural hacia ella. Cien hombres
fueron instruidos en los secretos mágicos básicos de los elfos: no más
absolutamente de los necesarios para combatir a los trolls. Convencidos
de que sus estudiantes humanos estaban listos para ayudarles, los elfos
dejaron Strom y viajaron hacia el norte al lado de los poderosos
ejércitos del rey Thoradin.
Los ejércitos unidos de elfos y humanos irrumpieron fuertemente contra
las bandas de trolls al pie de las Montañas Alterac. La batalla duró
muchos días, pero los ejércitos de Arathor no se retiraron hasta que el
último troll cayera. Los señores elfos dejaron caer todo el poder de su
magia sobre los enemigos. Los cien magos humanos y una multitud de
hechiceras elfas llamaron la furia de los cielos y la dejaron caer sobre
los ejércitos trolls. Los fuegos elementales prevenían la regeneración
de las heridas de los trolls y quemaban sus torturadas formas desde el
interior.
Con los ejércitos trolls derrotados y en retirada, los ejércitos de
Thoradin embistieron a cada uno de sus soldados. Los trolls nunca se
recobrarían de su derrota, y la historia nunca volvería a ver a los
trolls como una nación unida de nuevo. Segura Quel´thalas de la
destrucción, los elfos juraron lealtad y amistad a la nación humana de
Arathor y a la línea real de Thoradin. Humanos y elfos tendrían
relaciones pacíficas en las épocas venideras.

LOS GUARDIANES DE TIRISFAL

Según la biblioteca secreta de los Altos Elfos
(2700 años antes de la Primera Guerra)

Con la ausencia de los trolls de las tierras del norte, los elfos de
Quel'Thalas se dedicaron a fortalecer su gloriosa patria. Los
victoriosos ejércitos de Arathor volvieron a casa en la sureña Strom. La
sociedad humana creció y prosperó, mientras que Thoradin, viendo como su
reino se extendía, mantuvo a Strom como el centro del imperio
arathoriano. Después de muchos pacíficos años de crecimiento y comercio,
el poderoso Thoradin murió de vejez, dejando a la joven generación de
Arathor libre para expandir el imperio más allá de las costas de Strom.
Los cien magos originales, quienes fueron instruidos en los caminos de
la magia por los elfos, estudiaron sus poderes y estudiaron las místicas
disciplinas de hacer encantos con mucho más detalle. Estos magos,
inicialmente escogidos por su fuerza y noble espíritu, siempre
practicaron la magia con cuidado y responsabilidad. Sin embargo, pasaron
sus secretos y poderes a una generación nueva que no tenía concepto de
los rigores de la guerra o la necesidad por sobrevivir. Estos jóvenes
magos empezaron a practicar la magia por gusto personal sin ninguna
responsabilidad para con sus congéneres.
Como el imperio se extendía hacia nuevas tierras, los jóvenes magos
también viajaron hacia el sur. Usando sus poderes místicos, los magos
protegían a sus hermanos de las criaturas salvajes de la tierra e
hicieron posible la colonización en nuevas ciudades-estado construidas
en las zonas salvajes. Sin embargo, como sus poderes crecían, los magos
comenzaron a aislarse del resto de la sociedad.
La segunda ciudad-estado arathoriana, DALARAN, fue fundada al norte de
Strom. Muchos magos de todos los confines de Strom dejaron atrás la
ciudad y viajaron a Dalaran, donde esperaban usar sus nuevos poderes con
gran libertad. Estos magos elevaron una inmensa espiral encantada, la
Ciudadela Violeta, en Dalaran, y se sumergieron en lo profundo de sus
estudios. De esta forma, los magos humanos aprendieron a convocar las
ventiscas y la lluvia, a tele-transportarse de un lugar a otro, a
volverse invisibles, a metamorfosear a otros seres en animales, e
inclusive, lograron liberar a los Elementales de Agua de su prisión, y
utilizarlos en el combate como aliados. Los ciudadanos de Dalaran
toleraban a los magos y constituyeron una fuerte economía bajo la
protección de las artes mágicas de sus defensores. Pero un secreto poder
acechaba a los despreocupados humanos.
Los siniestros agentes de la Legión Ardiente, que habían sido expulsados
con el estallido del Pozo de la Eternidad, fueron atraídos al mundo por
los constantes hechizos de los magos de Dalaran, que había logrado
romper el delgado hilo que separa la realidad de las dimensiones
etéreas. Estos relativamente débiles demonios no aparecían como una
fuerza peligrosa, pero causaban considerable confusión y caos en las
calles de Dalaran. Muchos de estos demonios provocaron insólitos
eventos, y los magos regidores de Dalaran decidieron ocultarlos del
público. Los más poderosos magos fueron enviados a capturar a los
elusivos demonios, pero a veces eran vencidos por algún solitario
poderoso agente de Legión.
Después de unos pocos meses, los supersticiosos campesinos empezaron a
sospechar que sus magos les ocultaban una terrible verdad. Rumores de
una revolución empezaron a recorrer las calles de Dalaran y los
paranoicos ciudadanos dudaban acerca de las prácticas y motivos de los
magos que una vez admiraron. Posesiones, apariciones de temibles
criaturas demoníacas, asesinatos sin motivo alguno, empezaron a producir
el pánico entre los habitantes de la ciudad. Los Magos, temiendo una
rebelión por parte de los campesinos y que Strom tomara acción contra
ellos, se volvieron al único grupo que entendería su particular
problema: los Altos Elfos.
Alarmados por las noticias de los Magos acerca de la actividad demoníaca
en Dalaran, los elfos rápidamente a sus magos más poderosos a las
tierras humanas. Los magos elfos estudiaron las energías en Dalaran, y
elaboraron reportes detallados de actividad demoníaca en la ciudad.
Concluyeron que eran debidas solamente a unos pocos demonios perdidos en
el mundo, pero la Legión misma podría retornar si los humanos
continuaban usando las fuerzas de la magia.
Recordando el pecado de sus ancestros, el Concejo de Silvermoon, que
regía los elfos de Quel'Thalas, hizo un pacto secreto con los Magos de
Dalaran. Los elfos informaron a los Magos acerca de la ancestral
historia de Kalimdor y la Legión Ardiente, una historia que había
estremecido al mundo. Informaron a los humanos que, mientras más tiempo
usaran la magia, tendrían que proteger a sus ciudadanos de los malvados
agentes de la Legión. Los Magos propusieron la noción de dar poder a un
simple campeón mortal, quien utilizaría sus poderes colectivos para
pelear una infinita guerra secreta contra la Legión. Esto permitiría a
la mayoría de la humanidad ignorar por completo la existencia de los
Guardianes y su guerra contra la Legión, por temor a que el pueblo
entrara en pánico y paranoia. Los elfos estuvieron de acuerdo y
propusieron fundar una orden secreta para dedicarse a la elección del
Guardián y ayudarle a combatir el caos en el mundo. Esta era la forma en
que los Altos Elfos se redimirían de sus pasadas faltas?
La sociedad estableció sus reuniones secretas en las sombrías Praderas
de Tirisfal, donde primeramente desembarcaron los Altos Elfos en
Lordaeron. Se llamaron a sí mismos como la secta secreta de los
Guardianes de Tirisfal. Los campeones mortales serían escogidos para ser
Guardianes y serían imbuidos por los poderes de los magos elfos y
humanos. Solamente habría un Guardián a la vez, pero tendrían un vasto
poder para derrotar a los agentes de la Legión donde quiera que los
encontrara. El poder del Guardián era tan grande que solamente el
Concilio de Tirisfal era capaz de elegir los potenciales sucesores del
Guardián. Cuando un Guardián era muy viejo o débil en su guerra secreta
contra el caos, el Concilio elegía un nuevo campeón, y bajo condiciones
controladas, formalmente canalizar los poderes del Guardián en el nuevo
agente.
Con el paso de las generaciones, los Guardianes ha defendido a la
humanidad en su guerra invisible contra la Legión Ardiente sobre las
tierras de Arathor y Quel´thalas. Arathor crecía y prosperaba mientras
el uso de la magia engrandecía su imperio. Mientras tanto, los
Guardianes se encargaban de observar cualquier signo de actividad demoníaca.

FORJAZ EL DESPERTAR DE LOS ENANOS

Runas enanas de Ironforge.(forjaz)
(2500 años antes de la Primera Guerra)

En tiempos ancestrales, después de que los Titanes partieron de Azeroth,
sus hijos, los Titánides, continuaron su función de formar y guardar las
profundidades abismales del mundo. Los Titánides no mostraron interés
por los hechos de las razas que poblaban la superficie y solamente se
inmiscuían en sus asuntos en las oscuras cavernas de la tierra.
Cuando el mundo fue destruido por la implosión del Pozo de la Eternidad,
los Titánides fueron profundamente afectados. Sufriendo el dolor mismo
de la tierra, los Titánides perdieron mucho de su identidad y se
fundieron con las rocas de donde habían sido creados. Uldaman, Uldum,
Ulduar... estos fueron los nombres de las antiguas ciudades donde los
Titánides primeramente tomaron forma. Profundamente dormidos en la
profundidad de las cavernas, los Titánides descansaron en paz por cerca
de ocho mil años.
?No está claro por qué despertamos?- rezan las antiguas runas enanas.
?Pero habíamos cambiado durante la hibernación. Nuestras rocosas formas
se habían vuelto piel, y nuestros poderes sobre la piedra y la tierra
habían desaparecido. Éramos criaturas mortales?.
Los últimos Titánides dejaron atrás los salones de Uldaman y se
aventuraron a caminar sobre la superficie. Nunca abandonaron la
seguridad de las profundidades y las maravillas de las cavernas, por lo
que fundaron un vasto reino bajo la más alta montaña de la tierra.
Llamaron a su tierra, Khaz Modan. Construyeron un altar para su padre el
Titán Khaz´goroth, y fundaron una poderosa forja en el corazón de la
montaña. La ciudad que creció alrededor de la forja se llamó IRONFORGE.
A partir de ese instante, se llamarían asimismo Enanos.
Los enanos, por naturaleza fascinados con las gemas y la piedra,
construyeron minas en las montañas circundantes para extraer ricos y
preciosos metales. Felices con sus trabajos bajo la tierra, los enanos
se despreocuparon de las ligerezas de sus vecinos de la superficie.

LOS SIETE REINOS

Archivos de Kirin Tor
(1200 años antes de la Primera Guerra)

Strom continuó actuando como capital de Arathor, pero al igual que
Dalaran, muchas nuevas ciudades-estado aparecieron a lo largo del
continente de Lordaeron. Gilneas, Alterac, y Kul Tiras fueron las
primeras ciudades-estado en levantarse, y aunque tenían sus propios
gobiernos y relaciones comerciales, seguían bajo la autoridad unificada
de Strom.
Bajo el ojo vigilante de la Orden de Tirisfal, Dalaran se convirtió en
el corazón del aprendizaje para los magos de toda la tierra. Los Magos
que regían Dalaran crearon el KIRIN TOR, una cámara especializada
encargada de catalogar y registrar cada hechizo, artefacto y objeto
mágico conocido por la humanidad a través del tiempo.
Gilneas y Alterac se convirtieron en fuertes soportes militares de Strom
y desarrollaron grandes ejércitos que exploraron las montañosas tierras
de Khaz Modan. Fue durante este periodo que los humanos conocieron a la
antigua raza de enanos y viajaron a la cavernosa ciudad subterránea de
Ironforge. Los humanos y los enanos intercambiaron muchos secretos
acerca de los usos del metal y la ingeniería y descubrieron una singular
y mutua afinidad por las batallas y el relato de historias.
La ciudad-estado de Kul Tiras, fundada sobre una gran isla al sur de
Lordaeron, desarrolló una próspera economía basada en la pesca y el
comercio mercante. Con el tiempo, Kul Tiras construyó una poderosa
armada que exploró los mares y tierras conocidas en busca de bienes
exóticos para comercial. Mientras la economía de Arathor florecía, sus
fuertes componentes empezaron a desintegrarse.
Con el tiempo, los señores de Strom decidieron movilizar sus estados a
las fértiles tierras del norte de Lordaeron y dejar sus áridas tierras
del sur. Los nietos del rey Thoradin, los últimos descendientes de la
dinastía Arathi, argumentaron que Strom no debería ser abandonada, lo
que incurrió en el descontento de los grandes ciudadanos, dispuestos a
partir. Los señores de Strom, observando la pureza del intocado norte,
decidieron dejar atrás su ancestral ciudad. Hacia el norte de Dalaran,
los señores de Strom construyeron una nueva ciudad que llamaron
LORDAERON. El continente entero tomó el nombre de esta ciudad. Lordaeron
se convirtió en una meca religiosa y en refugio de paz y seguridad para
todos los desvalidos
Los descendientes de los Arathi, permanecieron fieles a los antiguos
muros de Strom, decidieron viajar hacia el sur sobre las rocosas
montañas de Khaz Modan. Su viaje finalmente terminó luego de muchas
eras, y se asentaron en el norte del continente que luego se llamó
AZEROTH. En un fértil valle fundaron el reino de Stormwind, el cual se
convirtió en un poderoso reino.
Los pocos guerreros que permanecieron en Strom decidieron guardar los
ancestrales muros de la ciudad. Strom ya no era más el centro del
imperio, pero se desarrolló en una nueva nación conocida como Stormgarde
(La Guardia de Strom). Conforme cada ciudad prosperaba y crecía, el
imperio arathoriano se vio efectivamente desintegrado. Cada nación
desarrolló sus propias costumbres y creencias, y se fueron separando
unas de otras. La visión del rey Thoradin de una humanidad unida había
finalmente fracasado.

AEGYWNN Y LA CACERIA DEL DRAGON

Según la biblioteca secreta de los Altos Elfos
(830 años antes de la Primera Guerra)

Como las rivalidades políticas y militares de las siete naciones humanas
aumentaban y empeoraban, la línea de los Guardianes estaba en constante
vigilancia contra el caos. Hubo muchos Guardianes a través de los años,
pero solamente uno tenía los poderes mágicos de Tirisfal a la vez. Uno
de los últimos Guardianes se distinguió como un poderoso guerrero contra
la sombra. Magna Aegwynn, una bravía chica humana, ganó la aprobación de
la Orden y se le dio el manto de los Guardianes. Aegwynn trabajaba
vigorosamente en cazar y erradicar a los demonios donde quiera que los
encontrara, pero a menudo cuestionaba la autoridad del Concilio de
Tirisfal, dominado por hombres. Ella creía que los ancestrales elfos y
los envejecidos magos que presidían el Concilio eran demasiado rígidos
en sus pensamientos y no tenían la decisión suficiente de poner fin al
conflictivo caos. Impaciente con las lentas discusiones y debates,
decidió probarse a sí misma y a sus superiores, por lo que
frecuentemente demostraba un valor más allá del entendimiento en
situaciones cruciales.
Como su dominio de poder cósmico de Tirisfal crecía, Aegwynn descubrió
que un creciente número de poderosos demonios había aparecido en el
congelado continente de Northrend. Viajando al distante norte, Aegwynn
encontró a los demonios entre las montañas. Descubrió que estos demonios
habían cazado a uno de los últimos dragones sobrevivientes y habían
absorbido la magia innata de las ancestrales criaturas. Los poderosos
dragones azules, hijos de Malygos el Forjador de Conjuros, con el
aumento de las sociedades mortales sobre el mundo, decidieron
enfrentarse ellos mismos a las oscuras artes mágicas de la Legión.
Aegwynn confrontó a los demonios, y con ayuda de los nobles dragones,
los vencieron. Sin embargo, tan pronto como el último demonio
desapareció del mundo, una gran tormenta emergió desde el norte. Una
enorme figura oscura apareció sobre el cielo de Northrend. Sargeras, el
rey de los demonios y señor de la Legión Ardiente, apareció ante Aegwynn
y la atacó con increíble energía. Le dijo a la joven Guardiana que el
tiempo de Tirisfal estaba a punto de llegar a su fin y que el mundo
pronto sería devorado por la Legión.
La valiente Aegwynn, creyéndose suficientemente fuerte para pelear con
el amenazante dios, lanzó sus poderes contra Sargeras. Con
desconcertante facilidad, Aegwynn derrotó al demonio y logró matar su
forma física. Creyendo que el espíritu de Sargeras había pasado al
abismo, la noble Aegwynn llevó su ruinoso cuerpo a uno de los antiguos
salones de Kalimdor que se encontraba cerca del centro del mar, donde
colapsó el Pozo de la Eternidad. Aegwynn nunca sospechó que eso era
exactamente lo que Sargeras había planeado...

GUERRA DE LOS TRES MARTILLOS

Runas enanas de Ironforge
(230 años antes de la Primera Guerra)

Los enanos de Ironforge vivieron en paz por muchas centurias. Sin
embargo, su sociedad había crecido entre los confines de sus montañosas
ciudades. Mientras el poderoso Alto Rey Enano, Modimus Anvilmar, regía
sobre los enanos con justicia y visión, tres poderosas facciones se
fortalecieron sobre la sociedad enana.
El Clan Bronzebeard, regido por el Rey Madoran Bronzebearb, muy cercano
al Alto Rey y tradicionalmente defensores de Ironforge. El Clan
Wildhammer, regido por el Rey Khardros Wildhammer, habitaba los fuertes
y minas cercanos a la base de la montaña y ganaba cada vez más control
sobre la ciudad. La tercera facción, el Clan Dark Iron, estaba regido
por el rey-hechicero Thaurissan. Los enanos de este clan habitaban las
profundas sombras dentro de la montaña y conspiraban contra los
Bronzebeards y Wildhammers.
Por un tiempo las tres facciones mantuvieron la paz, pero las tensiones
estallaron cuando el Alto Rey Anvilmar murió de avanzada edad. Los tres
clanes en pugna estallaron en una guerra por el control de Ironforge. La
guerra civil enana rugió bajo la tierra por muchos años. Eventualmente
los Bronzebeards, con un ejército más grande y fuerte, expulsaron a los
Dark Iron y a los Wiildhammers fuera de la montaña.
Khardros y sus Wildhammers viajaron hacia el norte a través de las
puertas de Dun Algaz, y fundaron su propio Reino en el distante pico de
GRIM BATOL. Allí, los Wildhammers cavaron y reconstruyeron sus perdidos
tesoros. Thaurissan y sus Dark Iron no tuvieron tanta suerte. Humillados
y encolerizados por su derrota, deseaban venganza contra Ironforge.
Guiando a su gente hacia el sur, Thaurissan fundó una ciudad (que llamó
como el mismo) bajo las bellas Montañas Redridge. Prosperidad y el paso
de los años no disminuyeron el rencor de los Dark Iron contra sus
primos. Thaurissan y su esposa hechicera, Modgud, lanzaron dos
prolongados asaltos contra Ironforge y Grim Batol. Los Dark Irons
reclamaban Khaz´Modan para ellos solos.
El ejército Dark Iron atacó los fuertes de sus primos y estuvieron cerca
de tomar ambos reinos. Sin embargo, Madoran Bronzebearb lideró a su clan
a la decisiva victoria sobre el ejército de brujos de Thaurissan. Este y
sus sirvientes se retiraron a la seguridad de la ciudad, sin conocer la
suerte del ejército de Modgud contra Khardros y sus guerreros Wildhammer.
Conforme enfrentaba a sus enemigos, Modgud usaba sus poderes para sumir
en miedo sus corazones. Las Sombras se movían a su mandato, y criaturas
tenebrosas brotaban de la tierra para atacar a los Wildhammers en sus
propios salones de Grim Batol. Eventualmente Modgud rompió las puertas
de la ciudad y empezó el asedio del fuerte principal. Los Wildhammers
pelearon desesperadamente, Khardros mismo tomó sus mazas y mató a la
reina-bruja. Con su reina muerta, los Dark Irons sufrieron la furia de
los Wildhammers, huyeron hacia la fortaleza de su rey, solamente para
toparse con los ejércitos de Ironforge, que habían acudido en ayuda de
Grim Batol. Atrapados entre los dos ejércitos, los últimos Dark Iron
fueron destruidos.
Los ejércitos unificados de Ironforge y Grim Batol se dirigieron al sur
para destruir a Thaurissan y sus Dark Irons de una vez por todas. Este,
desesperado en su furia, invocó un hechizo de proporciones
cataclísmicas. Tratando de invocar un ser sobrenatural que le asegurara
la victoria, Thaurissan convocó antiguos poderes durmientes bajo el
mundo. En su estado de shock, y para su perdición, la criatura que
emergió no podía ser más terrible que cualquier pesadilla que se pudo
imaginar.
Ragnaros el Señor del Fuego, el inmortal señor de los fuegos
elementales, derrotado por los Titanes cuando el mundo era joven,
emergió entre potentes llamaradas. Liberado por el llamado de
Thaurissan, Ragnaros erupcionó de nuevo a la superficie. El renacimiento
apocalíptico de Ragnaros en Azeroth resquebrajó las Montañas Redridge y
creó un furioso e inmenso volcán en el centro de la devastación. El
volcán, llamado Blackrock Spire, estaba limitado por la Costa Rugiente
al norte, y las Estepas Ardientes al sur. Muerto Thaurissan por las
fuerzas que el mismo liberó, sus hermanos sobrevivientes fueron
esclavizados por Ragnaros y sus elementales de fuego. Él domina
Blackrock Spire hasta el día de hoy.
Observando la horrorifica devastación y los fuegos de las montañas del
sur, los reyes Madoran y Khardros levantaron sus ejércitos y retornaron
a la seguridad de sus reinos, eludiendo dar la cara a la ira de Ragnaros.
Los Bronzebeards volvieron a Ironforge y reconstruyeron su gloriosa
ciudad. Los Wildhammers retornaron a Grim Batol. Sin embargo, la muerte
de Modgud había dejado en un terrible estado el fuerte, y los
Wildhammers lo encontraron inhabitable. El Rey Bronzebearb ofreció a los
Wildhammers un lugar para vivir dentro de las fronteras de Ironforge,
pero los Wildhammers lo rechazaron. Khardros tomó a su pueblo y lo llevó
hacia el norte, hacia las tierras de Lordaeron. Ingresando en los
frondosos bosques de Hinterland, los Wildhammers construyeron una ciudad
en Aerie Peak, donde los Wildhammers estuvieran en contacto con la
naturaleza y eventualmente domaron a los grifos del área.
Tratando de mantener relaciones de comercio con sus primos, los enanos
de Ironforge construyeron dos grandes arcos, los Thandol Span, un puente
entre Khaz Modan y Lordaeron. Interesados en el comercio mutuo, ambos
reinos prosperaron. Luego de la muerte de los reyes Madoran y Khardros,
sus hijos construyeron dos grandes estatuas en honor a sus padres. Las
dos estatuas montan guardia sobre el paso de las tierras sureñas, que se
volvieron volcánicas por la presencia de Ragnaros. Ellas servirían como
advertencia a todo el que quisiera atacar los reinos enanos, y como un
recuerdo del precio que los Dark Iron pagaron por sus crímenes
Los dos reinos permanecieron aislados por algunos años, pero los
Wildhammer cambiaron mucho por los horrores vividos en Grim Batol.
Tomaron la decisión de de permanecer en la superficie, sobre las rocas
de Aerie Peak, en lugar de cavar un vasto reino bajo la montaña. Las
diferencias ideológicas entre ambos reinos enanos eventualmente los
condujeron por caminos distintos.

EL ULTIMO GUARDIAN

Según la biblioteca secreata de los Altos Elfos
(45 años antes de la Primera Guerra)

La Guardiana Aegwynn acrecentó sus poderes los años subsiguientes y las
fuerzas de Tirisfal extendieron grandemente su vida. Creyendo que había
derrotado a Sargeras para bien, continuó salvaguardando al mundo de las
fuerzas diabólicas por cerca de novecientos años. Sin embargo, el
Concilio de Tirisfal finalmente decretó que su tiempo había llegado a su
fin. El Concilio ordenó a Aegwynn volver a Dalaran para que su sucesor
fuera escogido. Pero Aegwynn difería del Concilio, y decidió escoger
ella misma a su sucesor.
Planeó dar a luz un hijo al cual le heredaría todo su poder. No tenía
intención de que la Orden de Tirisfal manipulara a su sucesor como la
había manipulado a ella. Viajando a la sureña nación de Azeroth, Aegwynn
encontró al perfecto padre para su hijo: un astuto mago humano conocido
como Nielas Aran. Aran era el mago de la corte del rey de Azeroth.
Aegwynn sedujo al mago y concibió de él un hijo. La afinidad natural de
Nielas por la magia marcó profundamente al niño no nacido y luego
definiría los trágicos pasos que tomaría cuando fuese adulto. El poder
de Tirisfal fue heredado al niño, pero este no se manifestaría hasta su
madurez.
Pasado un tiempo, Aegwynn dio a luz a un hijo varón. Llamándolo Medivh,
que significa "guardián de los secretos" en la lengua de los altos
elfos, Aegwynn creía que el niño, al llegar a la madurez, sería el
próximo Guardián. Desafortunadamente no sabía la terrible verdad de los
planes de Sargeras: el maligno espíritu del oscuro Titán se había
ocultado en su interior después de su batalla con él, y había poseído al
indefenso niño mientras este estaba en el vientre de su madre. Aegwynn
no tenía idea que el próximo Guardián estaba realmente poseído por su
más grande némesis.
Asegurándose que su bebe creciera sano y fuerte, Aegwynn llevó al
pequeño Medivh a la corte de Azeroth y lo dejó para que fuese criado por
su padre mortal y su pueblo. Ella lo seguiría vigilando desde la sombra,
preparándose para cederle su poder cuando estuviera listo. Medivh creció
para convertirse en un muchacho fuerte, sin tener idea del gran poder
que albergaba su espíritu.
Sargeras esperó su momento para manifestar su poder en el joven. Con el
tiempo, Medivh llegó a la edad de la adolescencia, y se había convertido
en un joven apuesto y popular en Azeroth por la facilidad con que
progresaba en los estudios mágicos con su padre, y por las aventuras con
sus dos mejores amigos: Llane, príncipe de Azeroth, y Anduin Lothar, uno
de los últimos descendientes de la línea sanguínea Arathi. Los tres
muchachos constantemente hacían travesuras por todo el reino, pero eran
amados por los ciudadanos en general.
Cuando Medivh cumplió los 14 años, el poder cósmico dentro de el
despertó e inició una lucha terrible con el invasor espíritu de
Sargeras, combatiendo por su alma. Medivh entró en un estado catatónico
que duró muchos años. Al despertar de su coma, se halló en la madurez, y
sus amigos Llane y Anduin se habían convertido en los regentes de
Azeroth. Aunque deseaba profundamente utilizar sus increíbles poderes
para proteger su tierra, el oscuro espíritu de Sargeras trastornó sus
emociones y pensamientos, para llevarlos a un terrible final.
Sargeras había dominado el confundido corazón de Medivh, y ahora sus
planes de una segunda invasión demoníaca sobre el mundo estaban casi
completos. Y el último Guardián del mundo le ayudaría en sus oscuros
propósitos

Abaddon
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